Los Referentes
El juego
Miguel ha experimentado una transformación notable como entrenador, influido por mentores excepcionales. Entre ellos, Paco Seirulo se destaca por poner al ser humano deportista como centro de todo, aportando una perspectiva integral al juego. Xavi Lucas, además, ha sido fundamental al descubrirle el mundo del coaching y guiar a Miguel en el equilibrio entre exigencia y cariño.
La influencia de Paco Seirulo ha sido especialmente significativa, ya que ha logrado que Miguel vea el juego desde otra perspectiva, resaltando la importancia de considerar no solo las tácticas y estrategias, sino también la dimensión humana en el deporte. Junto a Pep Guardiola, quien ha aportado perspicacia táctica, y De Zerbi, contribuyendo con nuevas perspectivas en el juego, estos mentores han sido esenciales en el desarrollo de Miguel como entrenador.
Además, durante su tiempo en Coruña y Castellón, ha complementado su formación gracias a la influencia de compañeros y adversarios, enriqueciendo su capacidad para entender y aplicar el juego de diversas maneras. Estas influencias combinadas han sido cruciales en el crecimiento integral de Miguel.
El juego de los equipos dirigidos por Miguel se caracteriza por una alta posesión de balón útil y distancias cortas de relación, ya que se basa en la cooperación entre los jugadores. La rapidez en el juego y las posiciones móviles son elementos distintivos, ya que sus equipos no siguen un sistema rígido, sino que se organizan en torno al balón, mostrando una notable liquidez en su estilo.
Cuando no tienen el balón, la prioridad es la pronta recuperación. Los equipos de Miguel destacan por su juego vistoso, divertido y atrevido, buscando no solo la eficacia, sino también ofrecer un espectáculo atractivo para los aficionados. Esta combinación de elementos tácticos y creatividad en el campo refleja la filosofía distintiva de Miguel como entrenador.
La gestión del vestuario


La gestión del vestuario de Miguel se caracteriza por encontrar un equilibrio preciso entre exigencia y cercanía. Reconoce claramente que el jugador es la pieza fundamental, y su objetivo como entrenador debería ser volverse prescindible, proporcionando a los jugadores el conocimiento necesario para jugar sin pensar, disfrutar del juego y competir para obtener resultados.
En lugar de imponer, Miguel propone y fomenta la participación activa de los jugadores en la toma de decisiones, creando un entorno donde la comunicación es abierta y constructiva. Entiende que el miedo es el principal enemigo del entrenador y aboga por la creación de un ambiente libre de presiones.
Además, Miguel promueve el fomento de la autonomía de los jugadores, animándolos a tomar decisiones informadas y asumir responsabilidades dentro y fuera del campo.
Abraza la idea de aceptar el error como parte integral del aprendizaje continuo, creando un ambiente motivador y positivo donde los jugadores se sientan libres de expresarse, experimentar y desarrollar su propio sentido de liderazgo.